"Libre de Crisis"

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viernes, 29 de junio de 2012

Una Mirada a la Esquizofrenia


La esquizofrenia es una enfermedad frecuente y compleja que afecta a un 1% de la población general sin distinción de sexo. Los primeros síntomas suelen aparecer en adolescentes o jóvenes y su evolución puede ser crónica y en algunos casos altamente incapacitan te. 
El diagnóstico de la enfermedad se realiza atendiendo a las manifestaciones clínicas que incluyen una variada sintomatología que engloba distintas formas de enfermedad expresada a través de síntomas positivos, negativos, afectivos y cognitivos. En las últimas dos décadas se han producido grandes avances en la aproximación a la enfermedad, que han contribuido de forma notable a su alivio sintomatológico, a un descenso del número de recaídas y a una disminución del número y del tiempo de hospitalizaciones, pero aún carecemos de marcadores específicos que permitan establecer un diagnóstico preciso. Los distintos hallazgos en la investigación se encuadran dentro de planteamientos como la teoría del neurodesarrollo, que integra la información clínica y la proveniente de campos como la neuropatología, neuroquímica y neuroimagen. 

Las múltiples alteraciones encontradas están presentes en los distintos subtipos de esquizofrenia, independientemente de la gravedad, de los factores de riesgo implicados y de la evolución aguda o crónica. Existe la convicción de que los diferentes subtipos de esquizofrenia responden a principios causales distintos dentro de una concepción multifactorial (genética y ambiental) que pondría en marcha la enfermedad. Hoy sabemos más de la esquizofrenia, aunque su tratamiento y validación diagnóstica sigue siendo uno de los mayores retos que tiene la psiquiatría. Sin duda, los avances de los últimos años nos permiten contemplar el futuro con un moderado optimismo en la medida en que ya disponemos de instrumentos que ayudan al diagnóstico y a la elección de tratamientos más seguros y efectivos. 
Los tratamientos farmacológicos constituyen el eje central alrededor del cual se articula el manejo actual de la esquizofrenia. Pero en un trastorno crónico como éste, en el que se involucra no sólo al paciente sino a los familiares y al entorno en general, el tratamiento farmacológico necesita otras herramientas de trabajo: información, apoyo, estrategias de afrontamiento. A estas alturas la actitud ante la enfermedad, cómo se afronta, qué información debe manejar el paciente y sus familiares, resultan de vital importancia en numerosas fases de la enfermedad y constituyen un factor muchas veces descuidado en la asistencia psiquiátrica.

Convivir con la Esquizofrenia


La esquizofrenia viene acompañada de un sinfín de problemas prácticos. Hay otras enfermedades crónicas, como poliomielitis, los trastornos renales y el cáncer, que agotan a las familias emocional, física, y a veces, económicamente. Sin embargo, cuando la enfermedad afecta al cerebro de la persona, los cuidados necesarios alcanzan dimensiones mayores. Se haga lo que se haga y, a pesar de la eficacia de lo que se intenta, siempre queda el sentimiento de que no ha sido suficiente. Una de las principales razones por las que la esquizofrenia están problemática es  triba en el hecho de que muchas personas no entienden la enfermedad.



Una actitud  adecuada:
Mantener una actitud adecuada es tal vez lo más importante para el propio individuo o para la familia que debe convivir con la esquizofrenia. Llega de forma natural cuando se superan la culpa y la vergüenza, estos son dos aspectos que están latentes en muchas familias; les impiden salir adelante, deterioran las relaciones entre sus miembros y  amenazan su bienestar.

Estos sentimientos son completamente irracionales. No existe prueba alguna de que la forma en que la gente ha sido tratada en la infancia o en la edad adulta pueda ser causa de esquizofrenia. Es una enfermedad biológica cerebral que no tiene relación con experiencias personales de la vida del individuo. Las personas no provocan esquizofrenia, Simplemente se acusan unas a otras de ser las causantes. A menudo culpar a otro de la enfermedad magnifica la tragedia de la esquizofrenia. En realidad, es una enfermedad del cerebro y una desgracia personal y familiar de proporciones habitualmente soportables. Pero cuando los familiares añaden la culpa a esa carga, la enfermedad extiende sus raíces bajo la estructura familiar y se convierte en una calamidad de dimensiones ilimitadas. Hay que ver el dolor que causa la culpa en tales circunstancias.   
                                                       
 El reverso de la culpa es la vergüenza. Si la familia, de un modo, cree que ha causado la esquizofrenia del familiar, inevitablemente intentará esconder al miembro afectado, negar la enfermedad ante los vecinos y, si no, se desentenderán del enfermo de múltiples maneras. Las personas esquizofrénicas lo notan y se sienten más aisladas que nunca. La educación puede resolver el problema de la culpa y la vergüenza, esto es, cuando los parientes empiezan a entender que no han causado la enfermedad, la culpa y la vergüenza que sienten se reduce y mejora la vida del esquizofrénico. Además, cuando la cuestión de la culpa y la vergüenza, es mucho más fácil con vivir con la esquizofrenia.

Cuando se deja de lado la culpa y la vergüenza, la actitud correcta aparece de forma natural. En ella hay tres elementos y también se la puede llamar actitud de bien: Equilibrio familiar. Un aspecto importante en la actitud correcta para convivir con la esquizofrenia es sopesar las necesidades del pariente esquizofrénico. Habitualmente, las familias que lo sacrifican todo de forma desinteresada, y lo hacen porque sesienten irracionalmente culpables de haber provocado la enfermedad. Por ello es importante considerar las necesidades del cuidador, examinarlas de forma tranquila y racional, reconociendo que el familiar esquizofrénico no siempre debe estar en primer lugar. Puede ser necesario, por ejemplo, hospitalizarlo de nuevo en algunas ocasiones por necesidades de la familia y no por las suyas propias.

lunes, 25 de junio de 2012

IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN EL TRATAMIENTO INTERGRAL DE LAS ENFERMEDADES MENTALES

   FAMILIA: Sistema humano de organización socio cultural, donde convergen actores con sentimientos, emociones, roles  y estatus que determinan su identidad, generando valores y normas de actuación.
Familia Sana: Una familia es un conjunto de personas unidas por lazos de parentesco, en la cual se interrelacionan diversos elementos (como socialización, amor, comunicación, límites, normas), y que conforman la personalidad de un individuo que se moverá de un total independencia a una completa autonomía, físicamente sana y mentalmente estable.

   CARACTERÍSTICAS DE LA FAMILIA SANA

  • Posee límites definidos, permeables, permite la comunicación y el intercambio familiar.
  • Los roles de protección y socialización son fundamentales en su interior.
  • Se acomoda con facilidad a los cambios.
  • Hay un balance óptimo entre autonomía y dependencia.
  • Los problemas son percibidos por sus miembros que se movilizan para ayudar y proteger, permiten el acceso de personas no pertenecientes al núcleo familiar.
  • Los sentimientos de lealtad y pertenencia no entorpecen la libertad de cada miembro.

                      FAMILIA ENFERMA
     Sistema de interacciones con débil conexión en las decisiones particulares y en los diferentes estados de sus miembros (alegrías, sufrimiento, esperanza, etc.) quedando impregnada de angustia.
     Consiste en la discapacidad para cambiar o adaptarse a una situación estresante.





CARACTERISTICAS DE LA FAMILIA ENFERMA
  • Manejan con dificultad los problemas
  • Los problemas son proyectados al exterior
  • La respuesta afectiva está disociada
  • La comunicación es incoherente, ambigua y cerrada.
  • Dificultad para adaptarse a los cambios.
  • Los roles no están definidos.
  • Existen divisiones entre los miembros.
  • Alteración en el manejo de los conflictos.

RECUPERACIÓN
Utilizar el modelo de recuperación Catesfamista (10 pasos):

1. Aceptación:

  • Conocimiento e insight
  • Mitos
  • Cambios y arreglos
  • Adaptación
  • Vivir el “hoy”